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Una de las obras del Archivo del Patrimonio, en el Museo Carmen Thyssen de Málaga

Fecha: 
17/07/20
Categoria: 
General
Foto: 
Archivo del Patrimonio, Carlos González-Rajel, arte, museo, salud mental, san juan de dios, thyssen, málaga

El Museo Carmen Thyssen de Málaga abrirá al público desde el 28 de julio hasta el 10 de enero las puertas de la exposición “Máscaras. Metamorfosis de la identidad moderna” para la que cuenta con una de las obras del Archivo del Patrimonio de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, ubicado en Ciempozuelos

                                                                                             

En concreto, se trata de “Retrato de Goya”, de Carlos González Rajel. Una pintura que representa a un Retrato de Goya, que es una interpretación del retrato que realizó Vicente López Portaña en 1826 y que seguramente Carlos González Rajel pudo contemplar en el Museo del Prado o en el Casón del Buen retiro a mediados del siglo XX. 

La interpretación fue realizada por Carlos González Rajel entre los años 1956 – 1969, época en la que permaneció en el Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, expresa, a través de “la esqueletomaquia”, esa (percepción) visualización que tiene de la realidad, mostrando personajes cuya percepción va más allá de donde aparentemente captan los ojos. “El Retrato de Goya de Carlos” está esqueletizado y transmite esa complejidad que está detrás del pintor, sus preocupaciones, su carácter agriado por la enfermedad y la vejez. Su instrumento para pintar la realidad no es la paleta de pintor de López Portaña, es un cuchillo que disecciona la realidad de manera imperturbable.

La máscara como elemento transformador

 

               

La exposición MÁSCARAS plantea una reflexión sobre la máscara como elemento transformador de la representación de la figura humana en el arte moderno. Partiendo de un uso festivo tradicional vinculado al carnaval y al disfraz, la máscara comienza primero a asociarse a lo grotesco y a la muerte, a finales del siglo XIX y con el antecedente de Goya, e irrumpe, como referencia, para el trabajo del rostro en la vanguardia

Estas experiencias resultaron decisivas para el arte moderno, haciendo que la máscara deje de mostrarse como objeto y termine por asimilarse al propio rostro, cuestionando la identidad, la individualidad y la subjetividad.