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28/11/2013 - 09:45 General

El centro de Ciempozuelos acogió las II Jornadas del Trastorno Mental Persistente dedicado al Trastorno Obsesivo Compulsivo. Su incidencia es de 2,5 por cada 100 habitantes, similar en hombres y en mujeres, aunque aparece en una edad más temprana en el caso de los varones (entre los 6 y los 15 años) y más tardía en el caso de la mujer (entre los 20 y los 29). El Trastorno Obsesivo Compulsivo está incluido entre las 20 primeras enfermedades discapacitantes, según la OMS.
 


La obsesión por la limpieza, por comprobar una y otra vez si se ha apagado la calefacción o la vitrocerámica, regresar al coche o al buzón para confirmar que está bien cerrado son comportamientos propios de aquellos que padecen esta patología. También la tricotilomanía (arrancarse el propio cabello) o las escoriaciones (rascar y dañar la propia piel). Cualquier hecho supone una amenaza y crean un ritual para evitarlo. “El paciente con TOC tiene las normas muy interiorizadas”, explica Juan Jesús Muñoz, psicólogo clínico del centro San Juan de Dios de Ciempozuelos, “Aunque no es un antisocial, vive como una amenaza cualquier estímulo que escape a su control, así que crea unos rituales que le ayudan a reducir la culpa y el malestar. De esa manera se siente menos responsable si las cosas no salen como deben”.

El origen está en una tendencia a la autoculpabilidad, un perfeccionismo llevado al extremo que les hace evaluar los riesgos de manera desmedida.

Psiquiatras y psicólogos conjugan tratamientos para estos pacientes. Existen pocos estudios del paciente TOC,  “pero el ser humano es complejo, por eso soy partidario de un modelo de terapia holístico” afirma el psiquiatra José María Manzano, profesor y profesional de Ciempozuelos, que ha organizado estas jornadas.

Sin embargo, los pocos estudios que existen sobre el tema han demostrado que, desde el punto de vista psicológico, la terapia conductual es la más eficaz. Concretamente la técnica denominada Exposición con Prevención de Respuesta (EPR). Acompañada de sesiones de psicoeducación para que el paciente comprenda el origen de su trastorno “Exponer al paciente a la situación temida (obsesión) y prevenir su respuesta (compulsión), es el sistema con el que el psicólogo clínico Juan Jesús Muñoz ha conseguido mejores resultados y el sistema que recomiendan en las guía de tratamiento de esta patología. En este caso, “dar la mano cuando entra en la consulta e impedir que vaya al servicio a lavárselas” es parte del tratamiento de EPR. Sesiones con estos contenidos durante una hora y media cada día en promedios de 12-20 sesiones logran desestabilizar la percepción de ansiedad del paciente y el mecanismo compulsivo disminuye. El Dr. Muñoz recomienda 40 horas para lograr avances significativos.

Al nivel de la EPR se encuentran los tratamientos farmacológicos, sobre todo con fármacos inhibidores de la recaptación de seratonina y, en casos más graves, se puede llegar a pautar algún neuroléptico. El futuro está en profundizar en las investigaciones que combinan las dos terapias más eficaces del trastorno obsesivo-compulsivo.